Comment: This beautifully written blog entry by Zulma Sierra, based on a story on Madrid-based daily El País, has a moral: Treat people, especially immigrants, nicely because those you meet on the way up you’ll meet on the way down.
Zulma writes on La Prórroga about how Spanish “refugees” escaping the euro crisis in their country are having to deal with issues like acceptance and anti-immigration sentiment in countries like Norway. Coming to their rescue are South American immigrants from Bolivia and Ecuador, who appear to be the only people who speak Spanish in Norway.
Says a Chilean immigrant ironically: “How many of the Spaniards that are here [in Norway] have criticized in the past immigrants in Spain?”
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por Zulma Sierra
Al principio me resistí a leerlo. Pensaba que era un reportaje más, de los que circulan por estos días, politizando con el hecho de que los españoles tienen que salir de su país en busca de trabajo. Pero pasados unos días me reencontré con él y le di una oportunidad.
Atrapados en el norte me conmovió profundamente y me robó dos sonrisas cómplices.
Y empiezo por explicar las sonrisas, para que después no se piense que soy una Cruela Devil burlándome de los emigrantes a la europea. Cuenta el reportaje que esMauricio, un ecuatoriano, quien ayuda a los españoles sin trabajo y sin techo en un albergue llamado Robin Hood. ¡Sonrisa!
Estamos en Bergen (Noruega), una población con 260.000 habitantes que no sabía lo que era la indigencia, hasta que ha visto crecer, en los últimos meses, el número de “refugiados del euro” (como les llaman aquí): inmigrantes, en su gran mayoría españoles, que no encuentran trabajo porque no saben ni inglés ni noruego y se ven enfrentados a malvivir en las calles.
Pues en el albergue Robin Hood les dan comida y abrigo para espantar el frío de este intenso invierno y es Mauricio -el ecuatoriano- el que les indica dónde aprender noruego, cómo trabajar en negro… en definitiva: cómo sobrevivir.
Luego nos cuentan que a una de las oficinas de empleo de Bergen llegaron 75 españoles en una semana. Ellos esperan pacientemente a que pueda atenderlos Juan Criales, un boliviano que lleva 30 años viviendo aquí. Llegó huyendo de la dictadura de García Meza y ahora es el único que puede comunicarse con los españoles que llegan a esta oficina en busca de trabajo. ¡Sonrisa!
Un ecuatoriano y un boliviano son prácticamente los únicos consuelos que encuentran los “refugiados del euro” en esta fría ciudad noruega. ¡Vaya ironía! Dos representantes de los colectivos que quizás más han sufrido las etiquetas de “sudacas” de una sociedad española desesperada por la falta de empleo y de dinero.
Y mientras leía todo esto pensaba si los españoles que ahora buscan trabajo de lo que sea en Noruega no se habrán puesto en la piel de los africanos, rumanos y asiáticos que, sin saber castellano, llegaron a este país en busca de una oportunidad laboral. Y si no se habrán sentido mal porque algunos medios de comunicación y políticos noruegos les piden abiertamente que se vayan de su país, que no tienen nada qué hacer allí. Y si no habrán caído en la cuenta de que eso de migrar no es una opción, es una necesidad.
Lo dice claramente en el reportaje un señor chileno que también se las ve canutas para comer y dormir: “¿Cuántos de los españoles que hay aquí ahora habrán criticado en su momento la inmigración en España?”
Total que mis dos sonrisas cómplices no tienen nada qué ver con la burla sino con la emoción de saber que, en medio del drama de la migración y tan lejos, los latinoamericanos y los españoles por fin pudieron darse la mano como iguales.
La máxima de tratar a los demás como quieres que te traten a ti mismo debería estar siempre presente… Los españoles hemos emigrado, tanto por razones políticas como económicas como de otra índole; pero inexplicablemente rechazamos a los que en esas mismas circunstancias vienen a nuestro país. El ser humano es complicado y egoísta, y olvida fácilmente. Quizás la situación actual en España haga reflexionar sobre ese comportamiento. Todos pasamos malos tiempos y todos buscamos ayuda y consuelo; no deberíamos negárselo a nadie. Lo dicho, trata al prójimo como quieres que te traten a ti.
Hola Marta, lo que dices he pensado muchas veces. No entiendo el egoísmo y el rechazo a gente que tengan la ambición y el deseo de mejorar sus vidas en otro país.
–Lo dicho, trata al prójimo como quieres que te traten a ti.
Es así. Tendría que ser la base de como tratamos a todos.
Estaba leyendo en el periódico que ahora hay muchos europeos llegando a México a buscar trabajo. Y a Angola están llegando muchísimos portugueses por las mismas razones. A Finlandia a lo mejor llegan, a lo mejor no, porque las barreras a la entrada al mercado laboral (como sabemos) son muy altas.
Hola Chiva, qué gusto saber de vos! Todavía sigues en Tampere? A la Argentina están llegando también muchos espanioles. En Finlandia la situación es diferente, como tú dices, pero creo que va a cambiar en cuando a trabajo ya que hay muchos que se van a jubilar durante esta década. Otro factor es el ambiente negativo que hay en contra de extranjeros. Creo que habría lugares más fáciles en Europa para encontrar trabajo que Finlandia.