Esta exposición sobre la Colonia Finlandesa, Argentina, fue expuesta en las ciudades finlandesas de Kitee, Helsinki, Peräseinäjoki, Mikkeli, Tampere y Turku entre 2007 y 2010. La colonización finlandesa nace en 1906, cuando Arthur Thesleff lleva un grupo de ciento y pico de finlandeses a colonizar las selvas de Misiones en el noreste argentino. Los inmigrantes son mayormente sueco-parlantes y de ciudades como Helsinki.
Esta exposición de la Colonia Finlandesa es una muestra humilde de esas historias que contarían si estuvieran vivos hoy.
Pinche aquí si quiere escuchar a los fino-argentinos que están en la exposición.
1/9: Llegada a Colonia Finlandesa
En la primera colina
a la derecha un yerbatal
a la izquierda una zona desmontada
los troncos cortados esperan
ser transportados a un aserradero.
Caminando colonia adentro
se acerca un hombre
de unos sesenta años
no es finlandés
con un diente de oro.
No se conocen
pero se saludan
porque el ladrido lejano de un perro
no hay nadie más que ustedes;
en alguna parte se escucha el viento
que acaricia los pinos
pero también se esfuma.
Todo parece tan vacío.
(Miércoles, 29 de agosto de 1984)
2/9: Svea Gumberg: Nacer en la historia
Tengo que admitir algo:
siempre he tenido miedo
de irme de esta colonia
proque es aquí
donde me siento segura.
Cuando venía
la gente del censo o autoridades,
yo me escapaba al monte.
Nunca me he ido de aquí
a no ser por una emergencía.
No tengo documentos
y por eso ninguna
autoridad sabe que existo.
Me da miedo que algún día
alguna autoridad me lleve de aquí.
Nadie en la Argentina se atreve
salir de su casa sin documentos
la policía y el ejército paran
a cualquiera hoy en día
con mucha facilidad.
Me voy otra vez de visita.
Me puse mi mejor ropa:
un vestido blanco,
decorado con flores azules.
Y zapatos nuevos.
(Svea murió el día siguiente cuando la entrevisté el 19 de diciembre de 1977. Ella murió cuando una víbora la picó. Nació en 1906, el mismo año que fue fundada Colonia Finlandesa.)
3/9: De Kitee a las selvas de Misiones
Karelianos, principalmente de Kitee,
buenos agricultores
plantaban tabaco y yerba mate (un té local)
que los finlandeses llamaban kuija.
También plantaban otros cultivos.
Los karelianos trajeron consigo
a Colonia Finlandesa läskisoosi
(salsa de tocino acompañado con papas)
y los carelianos la disfrutaron con buen apetito
aún con una temperatura ambiente de 35 grados;
algunos la comían diariamente.
Drante los 1920
llegó a Colonia Finlandesa
de Kitee casi un pueblo entero:
Los Laasonen, los Pirhonen, los Heino, los Malinen
dos familias Hirvonen y cuatro familias Lemmetyinen,
muchos Putkuri.
De soltero de Kitee llegaron
por lo menos Jussi Makkonen y Eino Parkkulainen.
Eran diferentes a los finlandeses de origen sueco
que llegaron en 1906
a muy pocos gustaba trabajar como agricultores.
Los de Kitee se identificaban con el trabajo de la tierra.
4/9: Antti Lemmetyinen despertó el interés en Misiones
El viejo Antti solía decir:
“No soy antipático, soy Antti Lemmetyinen.”
…Era el viejo Antti Lemmetyinen
quien despertó el interes de muchos de Kitee
a Colonia Finlandesa.
El viejo Antti llegó a la Finlandesa en 1908.
Se decía que él se había fugado de su mujer.
A veces Antti contaba
que había dejado a su mujer.
Algunas veces él se sentaba sobre
una caja de madera
deprimido y con la cabeza agachada.
Una ves Hedvig Niskanen le preguntó:
“¿Qué estás pensando?”
Entonces Antti le pediía que cantara
canciones finlandesas de amor.
Al escucharlas a Antti
le empezaba a caer
grandes lágrimas y dijo:
“Vuelvo a Finlandia.”
(Regresó a Misiones en 1920 con su esposa Maija Liisa, y su yerna Olga y su nieto Sulo. Pekka y Herman Lemmetyinen se establicieron en Colonia Finlandesa en 1914.)
5/9: Eino Parkkulainen: El Chermau Blanco
No tenía ninguna razón para irme,
pero quería ver el mundo;
tenía 22 años y era soltero
de la parroquia de Kitee,
del pueblo de Juurikkajärvi,
de la localidad de Kokkoniemi
y quería ver al mundo…
El jefe indio me dio
un nombre de honor: Chermau Blanco (Hermano Blanco).
Es el honor más grande,
que un indio guaraní puede darle a un forastero.
Conseguí todo tipo de invitaciones al campamento indio.
El jefe indio mandó
cinco hombres armados
para ser mis guaraespaldas durante el viaje.
Unos paraguayos
trabajando en la ruta preguntaron
si ellos podrían ir también a la fiesta
uno de los guaraespaldas le respondió:
“Sí, pueden venir,
pero no sé si regresarán.
Chermau Blanco si regresará.”
Fue la mejor parte de mi vida.
6/9: Helena Haksluoto: Encuentro con la muerte
Cuando vivía en Colonia Finlandesa
siempre estaba con finlandeses
estos argentinos son tan diferentes a nosotros.
Mi prima Anita me dijo una vez de visita:
“Nosotros los Vatanen somos bien finlandeses.”
Me siento netamente finlandesa
aunque mi mamá me dio a luz en esta tierra.
***
Era un mediodía de abril
de repente cayó un rayo en la casa
escuché una explosión fuerte
en la otra habitación
de repente la casa etaba en llamas.
Vi a mi marido en el piso, desnudo
tenía toda la ropa quemada
sus dedos estaban resbalosos como el jabón.
El cuerpo de Eino se había quemado
y ablandado cuando lo arrastraba
salían pedazos enteros de su carne.
No hace mucho tiempo,
Eino me visitó en un sueño
estaba sentado tranquilo,
con sus manos cruzadas; su anillo
brillaba intensamente.
Eino me había visitado para decirme:
“Todo lo que ha pasado es culpa de tu tía Ruusa
pero no tiene ninguna importancia.”
7/9: Eelis Heikkilä: El último recolector
Yo hago todo el trabajo aquí
limpio y carpo el bananal.
Hace dos meses me picó una víbora
suerte que tenía puesto
un pulóver grueso y un saco:
era un yarará (Bothrops alternatus).
Mis pies no aguantan más
cada cargamento que llevo pesa cuarenta kilos
puede ser que haga hasta 100 cargamentos por día
puede ser que en un día
haya cargado más de mil kilos de bananas.
Mis pies ya no aguantan más
mis pies están doloridos
después de un día de trabajao
es difícil levantarse en la mañana.
No hay en esta zona tantos finlandeses
Me estoy olvidando del finlandés
no tengo con quien hablar.
Colonia Finlandesa es un lugar triste
como nadie vive cerca de mí
me quedaría solo tirado
y nadie escucharía a mi socorro
si me picara una víbora.
(Eelis falleció a los 66 años unos meses antes de que visitara a Colonia Finlandesa en mayo de 1998.)
8/9: Helga y Artturi Heino se enamoran y se quedan
Siempre en el campo
conseguí un poco de fuerza
pensando que este sería
el último año
que hiciera este trabajo.
Lo único que nos faltaba
era un comprador para la chacra
todo estaba listo
pero después me embarazé.
Cuando nació Jussi
había estallado en Europa
la Segunda Guerra Mundial
pero nos quedo una pequeña esperanza:
Nos mudaríamos cuando
terminara la guerra.
Pero cuando terminó la guerra
había nacido
una pequeña hija,
Elena, en 1941.
Teníamos cuatro hijos
y poco dinero.
Artturi siempre añoraba
a Finlandia y toda su vida
vivió con la esperanza
de volver a su país natal.
9/9: Últimos pensamientos
El poeta fancés, Edmond Haraucourt (1856-1941), creía que la imagen de la muerte aparece siempre cuando dos personas se separan. Dijo: “El partir es morir un poco, es morir a lo que uno ama.”
El ritual de la despedida era una experiencia más traumática a comienzos del siglo pasado que hoy. En aquellos tiempos, las personas que no se volverían a ver nunca más, por el destino o las circunstancias de la geografía, tuvieron que disfrazar las despedidas con grandes dosis de esperanza. Tuvieron que convencerse de que pronto se volverían a ver, aunque nunca lo hicieran.
¿Cuántos inmigrantes de Finlandia y de otros países hubieran dejado a sus seres queridos si hubieran sabido que sería la última vez que los vieran? Seguramente la historia de la humanidad se hubiera escrito de manera distinta si hubiéramos tenido el don de saber si nuestros adioses eran los últimos.